¿QUÉ ES EL ESTRÉS? PAUTAS PARA MANEJARLO

Un dato que me parece muy revelador es que uno de cada cinco trabajadores de la Unión Europea presenta estrés.

Y más aún, se encuentra entre los cuatro problemas de salud laboral más frecuente junto al dolor de espalda, dolor muscular y la fatiga. ¡Fíjate qué casualidad que estos otros tres problemas son síntomas de estrés!

Dicho esto, debemos saber que el estrés afecta a nuestra salud muscular, al aparato digestivo, al sistema inmune y al aparato reproductor. Por todo esto, parece claro lo importante que resulta saber gestionarlo.  Las siguientes líneas tienen por objetivo aprender qué es el estrés y darte algunas pautas para manejarlo.

ESTRÉS COMO REACCIÓN BIOLÓGICA.

El estrés tiene una importancia enorme a lo largo de la evolución del ser humano ayudando a la supervivencia. Vamos a hacer un viaje al pasado para comprenderlo mejor, concretamente hace 30 000 años…

Imagina un joven recolector en busca de frutos que llevar a su clan. Mientras realiza la tarea va curioseando lo que encuentra por el camino hasta dar con una cueva a la que asoma la cabeza. En ese preciso instante, aparece en la oscuridad una fiera, un león cavernario.  Nuestro joven lanza todos los frutos recogidos y huye tan rápido como puede del lugar para salvar la vida.

Comienza a trepar por una ladera hasta que encuentra una pequeña gruta en la que guarecerse. El león alcanza el lugar segundos después y comienza a intentar atrapar a su deseada presa introduciendo su garra en la pequeña abertura de la gruta sin éxito. Nuestro joven,  comprende al instante que debe hacer algo y rápido,  así que comienza a lanzar piedras a la garra del animal. Este finalmente saca la pata dolorida de la abertura, cesando en su intento. Tras quedarse merodeando a la espera del joven, decide finalmente abandonar e irse en busca de otra presa.

El chico agotado, se queda dormido hasta que el hambre lo despierta y es entonces cuando este se atreve a salir.”

Esto es el estrés, esa maravillosa y útil alarma que nuestro cerebro activa ante un peligro o una demanda excesiva.  Y se compone de tres fases:

 

  1. ACTIVACIÓN DEL ORGANISMO: nuestro cerebro activa nuestro organismo para que se activen las funciones necesarias para luchar o huir de manera instantánea sin necesidad de planificar o pensar. Imagina que estas cruzando un paso de cebra y escuchas que un coche se acerca a toda velocidad, no te paras a planificar y analizar la situación, simplemente tu cerebro activa la respuesta de supervivencia y automáticamente tu cuerpo reacciona dando un salto hacia atrás. O en el caso de nuestro joven, salir corriendo al ver al fiero animal.
  2. RESISTENCIA: Si la situación no es un momento puntual, sino que se alarga en el tiempo, una época de exceso de trabajo por ejemplo, pasamos a la fase de resistencia en la que nuestra capacidad de rendimiento se mantiene al máximo.
  3. AGOTAMIENTO: llegado un punto nuestro cuerpo necesita bajar el ritmo y descansar para volver a la actividad (nuestro joven duerme hasta que la sensación de hambre le despierta). Si no paramos en este momento, aparece el desgaste, lo que comúnmente llamamos estrés.

 

Por tanto, el estrés es muy necesario nos ayuda en las tareas que requieren nuestro máximo rendimiento y nos ayuda a sobrevivir a los peligros poniendo nuestro cerebro en marcha en un  instante para reaccionar y salvar la vida.

Hoy en día no hay leones cavernarios por las calles de nuestra ciudad que amenacen nuestra supervivencia. Nuestras alarmas se activan ante situaciones que demandan aparentemente mayor capacidad de la que creemos poseer (paro, exceso de trabajo, …) y nuestro cerebro activa la función que tantos años nos ha servido.

Ante estas demandas que sentimos excesivas, aparece el estrés pero no hay donde huir y si añadimos el estilo de vida moderno actual, con constantes demandas y mucho más persistentes, es aquí donde aparece el desgaste, el estrés que puede derivar en problemas de sueño, , dolor muscular, la tensión ,…

Cuando esto se vuelve crónico y la causa del estrés no se resuelve, aparece la TRISTEZA,  ANSIEDAD, RABIA,…

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Si te sientes identificado con estos últimos párrafos, te sientes cansado, con dolor muscular, dificultades para conciliar un sueño reparador, piensa que comienzas a sufrir desgaste y necesitas tomar medidas. A continuación, te doy algunas pautas:

  • Cuida tu alimentación.
  • Prioriza el dormir, no reduzcas las horas de sueño para sacar más tareas adelante.
  • Haz deporte.
  • Busca tiempo para cuidarte: hacer actividades agradables y que te relajen
  • Dedica unos minutos al día a relajarte con alguna práctica que te guste como meditar, yoga, mindfulness, relajación, etc.
  • Desconecta de la tecnología durante un rato cada día.
  • Cada día dedica un rato a exponerte a la luz natural, pasamos demasiado tiempo en interiores con luz artificial que desregula nuestros ciclos circadianos.
  • Ten una correcta higiene del sueño.

 

Si percibes que la situación te desborda, consulta con un psicólogo, te podrá ayudar a gestionar todo esto.