Si nuestro hijo/a se distrae continuamente mientras estudia o realiza las tareas escolares, nosotros como padres/madres, podemos ofrecerle unas estrategias muy sencillas que le ayudarán a mejorar su motivación hacia el estudio.
La Disciplina Positiva nos enseña a ejercitar una nueva mirada para entender la conducta de los niños.
Nos da herramientas que facilitan fomentar conductas positivas en nuestros hijos y alumnos, guiandolos hacia un desarrollo pleno como personas. Estas herramientas nos ayudan a reconducir el comportamiento de los ninos con respeto, sin luchas de poder.
Cuando sentimos como el corazón se acelera, un nudo en el estómago, falta de aire o comenzamos a sudar, es probable que nos invada una sensación de miedo. Estas sensaciones permanecen unos minutos dejando tras de si, una sensación desagradable de incertidumbre y miedo; probablemente nos preguntaremos ”¿Volveré a sentir esto de nuevo?”, “¿Cuándo?”, “¿Dónde?”, “¿Por qué me pasa?” etc.
La dislexia es un término que escuchamos habitualmente en nuestra vida diaria, pero ¿qué pasa cuando un niñ@ tiene dificultades para adquirir las habilidades numéricas y no avanza al ritmo que se espera en el aprendizaje de las matemáticas? Es un niñ@ que puede presentar un trastorno específico del aprendizaje denominado discalculia.
Los pedagogos y psicólogos del Centro Psicofer somos conscientes de que un numeroso porcentaje de alumnos no poseen las habilidades y estrategias de aprendizaje necesarias para llevar a cabo un estudio eficaz, lo cual repercute negativamente en su rendimiento académico.
El apego es un vínculo afectivo especial que se establece entre el bebé y su cuidador. Bowlby , el psicoanalista inglés creador de la teoría de apego, lo describió como el sistema adaptativo con base biológica que promueve la proximidad del niño con su madre (o cuidador principal).
Los primeros apegos en la vida son los más importantes, serán la referencia para todas las relaciones futuras. Este apego positivo se basa en la incondicionalidad, la seguridad de que el cuidador no va a fallar ni a abandonar al bebé y es capaz de proteger, cuidar y ayudar.
David tiene 9 años y las tardes haciendo los deberes en casa son interminables, con protestas y enfados con sus padres.
Su profesora dice que es muy lento para realizar las tareas en clase y casi nunca las acaba a tiempo. Cuando las termina, las presenta con muy mala letra, casi ilegible. Pero está desconcertada, porque aunque le ve distraído durante las explicaciones, después comprueba que David las ha entendido.
La terapia de Interacción Reciproca entre Padres e Hijos (PCIT), se trata de una intervención psicológica de los problemas de conducta infantiles, cuya eficacia ha sido empíricamente demostrada.
El objetivo principal es mejorar la relación padres-hijos y con ello dotarles de habilidades para manejar los problemas de conducta de sus hijos.
Lo que caracteriza a una adecuada escritura es la legibilidad, es decir, claridad, limpieza, linealidad y corrección en los trazos.
Para algunos niños, esta tarea no es fácil debido a que tienen menos destreza psicomotriz, lo que les dificulta lograr una correcta escritura. Pero si se interviene a una edad temprana, estos niños pueden mejorar su grafía y conseguir que sea legible